domingo, 28 de agosto de 2011

Excesivamente.






El mundo es mi prisión
si estoy distante de lo que amo
no estás muy lejos, verja del horizonte.
El amor, la libertad en el cielo demasiado vacío
sobre la tierra acuchillada de dolores
un rostro ilumina y calienta las cosas duras
que eran parte de la muerte.
A partir de esta cara
de estos gestos, de esta voz
no es sino yo quien habla,
mi corazón el que resuena y late.
Una cortina de fuego, pantalla suave
entre los muros familiares de la noche,
círculo encantado de las soledades falsas,
haces de reflejos luminosos,
pesares.
Todos estos despojos del tiempo crepitan en la hoguera,
todavía un plano que se desgarra,
un acto que no acude al llamado.

Queda muy poco por tomar
de un hombre que va a morir.


Pierre Reverdy

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